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«Necesitamos construir un modelo donde todos y cada uno de los agentes reman a favor de esa jerarquía que nos habla de reducir la cantidad de residuos, favorecer la reutilización, recurrir al reciclaje o la valorización cuando no quede otra opción. Y utilizar la eliminación como algo excepcional, cuando tenemos que deshacernos de residuos presumiblemente contaminados por el virus de una pandemia de la que tenemos que salir reforzados en los principios de la sostenibilidad»

Rafael ninalaya

La pandemia por Covid-19 nos está dejando lecciones en muchos aspectos, que nos obligan a relfexionar. Está evidenciando lo mejor y lo peor de cada ámbito de gestión, desde las necesidades en materia de salud pública hasta las brechas de igualdad de oportunidades en el acceso a la tecnología. Esas que separan, cada vez más, a quienes pueden acceder al teletrabajo o a la formación a distancia de aquellos que no pueden permitirse algo que en estos tiempos se ha vuelto tan esencial, como un computador o laptop en casa y en una conexión decente a Internet.

La gestión de residuos no se queda atrás. La situación de precariedad laboral del personal al servicio de las municipalidades en el servicio de limpieza pública contrasta con la necesidad de seguir manteniendo un servicio imprescindible para garantizar la salubridad de nuestras calles, avenidas y en general de nuestras ciudades.

Para ayudar a conciliar la urgencia de dar salida a nuestra basura con la protección de los trabajadores que hacen posible mantener al menos nuestras calles, avenidas y ciudades se ha propuesto desde el Gobierno Central que dichos servicios básicos no paren a pesar de la Orden de Aislamiento Social Obligatorio. Sin lugar a dudas una decisión necesaria en la situación que estamos viviendo. Pero que nos habla de lo mucho que se pueden mejorar los servicios de limpieza pública y de gestión de residuos en general.

Básicamente esta orden nos indica la obligación de seguir depositando los residuos de manera segregada, tal y como lo veníamos haciendo desde el nacimiento a nivel nacional del Programa de Segregación en la Fuente impulsado desde el Ministerio del Ambiente, salvo que en casa tengamos alguna persona positivo o en cuarentena por COVID-19. En este caso se nos pide que manejemos sus residuos con precaución, de manera separada y los entreguemos de manera diferencia y con algún rotulo de identificación.

A partir de aquí se establece una serie de requisitos para garantizar la salud de las personas que trabajan en la recogida y tratamiento de residuos, separando los flujos que provienen de instalaciones donde se trata a enfermos por coronavirus, así como con indicaciones específicas para la gestión de la fracción resto en la que estamos obligados a depositar los residuos de personas contagiadas o en cuarentena.

Cada infraestructura de tratamiento de residuos es un mundo, pero la manipulación manual de los residuos es una práctica común y necesaria en gran parte de los centros donde se gestionan residuos

Ante la amenaza del coronavirus nos preocupa la salud de los trabajadores de las infraestructuras de disposición final y más preocupante aún, es la salud de las personas que pernoctan en los diferentes botaderos que existen a nivel nacional y a donde van a parar gran cantidad de los residuos que se generan diariamente a nivel nacional, por el hecho de que tienen probabilidades elevadas de  ser contagiados, por manipular los residuos sin protección alguna

El problema de los trabajadores de las infraestructuras de disposición final

«Residuos sólidos en playa, en su mayoría provenientes de las actividades de construcción y demolición»

Estos residuos incluyen madera, plásticos, tecnopor, restos de ladrillos y concreto.

También en terrenos desiertos se forman botaderos de residuos sólidos ilegales.

Para el transporte de residuos se utilizan cualquier tipo de vehículos como motos, triciclos que son adaptados para dicha actividad

¿Quién es el responsable?

Aunque siempre seamos promotores de la valorización de los residuos, en casos como este en el que un residuo puede ser el vector de transmisión de un virus haremos la excepción indicando que, la eliminación es, sin lugar a dudas, la opción más segura. Y mejor incinerar que enterrar. El problema, como siempre, es la infraestructura y la forma en la que hacemos esa eliminación. Y es algo que está pendiente de revisión desde antes de la pandemia y que de vuelta a la normalidad debe ser prioritario resolver ya que con la reactivación económica y social de nuestro País comenzarán a funcionar nuevamente ciertas industrias que hoy en día se encontraban paralizadas, una de ellas es la industria de la Construcción y la cual genera una importante cantidad de residuos, y analizar ello merece un poco más de dos párrafos de esta publicación, ya que dicha actividad convoca a muchas personas y la toma de previsiones es completamente necesario, no sólo por los riesgos de contagio directo, sino por la posibilidad de transmisión del virus mediante indirectamente a través de los residuos que generan.

El problema, como siempre, es la infraestructura y la forma en la que hacemos esa eliminación. Y es algo que está pendiente de revisión desde antes de la pandemia y que de vuelta a la normalidad debe ser prioritario resolver ya que con la reactivación económica y social de nuestro País comenzarán a funcionar nuevamente ciertas industrias que hoy en día se encontraban paralizadas, una de ellas es la industria de la Construcción y la cual genera una importante cantidad de residuos, y analizar ello merece un poco más de dos párrafos de esta publicación, ya que dicha actividad convoca a muchas personas y la toma de previsiones es completamente necesario, no sólo por los riesgos de contagio directo, sino por la posibilidad de transmisión del virus mediante indirectamente a través de los residuos que generan.

Porque después de superar esta necesaria etapa de confinamiento, cuando consigamos superar el excepcional estado de alarma que nos toca vivir, tendremos que iniciar una reconstrucción justa y sostenible. Deberemos trasladar las lecciones aprendidas a una nueva normalidad que no podrá ser exactamente igual a la que nos trajo a esta crisis. Tampoco seguir viviendo en ese estado de precariedad en la gestión adecuada de los residuos sólidos.

Una de las primeras cuestiones a revisar debería ser la relación laboral del personal que trabaja en gestión de residuos con quienes demandan sus servicios. Un servicio formal contratado permitiría tomar mayores precauciones en cuanto a la prevención de contraer la enfermedad, en consecuencia un servicio informal acarrearía mayores riesgos no sólo por la manipulación deficiente a lo largo de todo el manejo, sino también en lo fatal de su disposición final ya que es conocido que más de 95% de los residuos recolectados por servicios informales terminan en botaderos ilegales, cuencas y mares; pudiendo arrastrar el virus a poblaciones vulnerables e inclusive introducirlos a ecosistemas originando problemas mayores cuyos resultados podrían ser tan nefastos como incalculable en su impacto negativo ocasionado.

El problema de la eliminación informal de residuos de construcción y demolición

«Las empresas constructoras contratan servicios informales que disponen el desmonte el las riberas de los ríos»

«Los entes fiscalizadores tienen conocimiento del tema»

Muchos volquetes realizan esta práctica diariamente

Creando montañas de gran volumen de residuos de construcción y demolición.

  Una función tan importante que no podemos prescindir de ella no puede estar relegada al capricho del mercado o el afán de tener mayores márgenes de ganancia sin importar el impacto que ocasionaría un supuesto de contagio a través de residuos.

Otro tanto pasa con el personal que trabaja en las plantas de tratamiento y reciclaje de residuos. Su función no es una cuestión temporal o provisional. Y se hace más necesaria que nunca en situaciones de crisis. Las plantillas tienen que estar bien dimensionadas, no según el margen de beneficio de una empresa privada, para responder al interés general de dar un tratamiento adecuado y recuperar de la mejor manera posible los residuos.

Y cualquier medida que se tome en el futuro, empezando por fortalecer la legislación actual, debe empezar por ese punto: dimensionar adecuadamente los servicios requeridos cuyos presupuestos destinados reflejen un servicio formal de calidad que trabaje en función a medidas de prevención y no de manera desordenada y pasando sobre cualquier legislación ambiental aplicada a la gestión adecuada de residuos. Con el interés general puesto por delante de los intereses oculto de grandes empresas.

Igualmente habrá que hablar de trazabilidad. Porque en un escenario utópico donde el gobierno y la ciudadanía se preocupe por temas tan básicos como gestionar residuos de una manera adecuada se debe velar por la trazabilidad que permitirá tener garantías no sólo de los residuos generados en la emergencia sino de aquellos que posterior a ella se originen hasta llegar a sus picos normales de generación.

La pandemia está siendo un desafío que conviene analizar con prudencia. Pero también es la oportunidad de revisar un modelo y realidad que por años no ha tenido ningún cambio significativo. Nuestro modelo actual de gestión de residuos es deficiente y lo más probable es que siga permitiendo que muchos de estos residuos sigan yendo a botaderos ilegales, cuencas y mares.

Tenemos que rediseñar todo el sistema de gestión de residuos, incluyendo todos los aspectos, fomentando la creación de nuevas oportunidades laborales cubriendo el interés general de preservar la salud pública y sobretodo gestionar residuos sin poner en riesgo poblaciones ni ecosistemas. Sacar del actual modelo que busca el lucro restringiendo derechos laborales, evadiendo impuestos, precarizando vidas y sobretodo contaminando nuestro planeta, para conseguir que la responsabilidad ampliada del productor sea la correa de transmisión que permita puestos de trabajo adecuados al reto de la economía circular.

Cajas Ecológicas tritura el concreto recolectado en obras de construcción para su posterior reaprovechamiento

Necesitamos construir un modelo donde todos y cada uno de los agentes reman a favor de esa jerarquía que nos habla de reducir la cantidad de residuos, favorecer la reutilización, recurrir al reciclaje o la valorización cuando no quede otra opción. Y utilizar la eliminación como algo excepcional, cuando tenemos que deshacernos de residuos presumiblemente contaminados por el virus de una pandemia de la que tenemos que salir reforzados en los principios de la sostenibilidad. Lo importante para resumir, es que las acciones que se tomen de ahora en adelante siempre sean conscientes, pensando en el bien común, desde la formación y capacitación que les damos a nuestros vecinos para manejar residuos de pacientes con el COVID-19, pasando por la Municipalidad que tengan que implementar un sistema diferenciado de manejo de dichos residuos peligrosos, hasta pasar por el sector construcción en donde cada Área de SSOMA y/o PDRYGA tengan que implementar medidas de control y prevención de la enfermedad en los trabajadores, hasta las acciones que se tomen por mejorar la gestión de residuos sólidos, todo ello siempre amparado por el Gobierno en cada decisión que tomen por superar esta Emergencia.

CAJA ECOLÓGICAS
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